¿Me pueden encarcelar por comprar cactus? Si es un Ariocarpus fissuratus… si
Hace un par de días, en México la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) interceptó un paquete con 22 cactus que tenía como destino Tailandia. Pero no cualquier tipo de cactus, sino más bien, unos “mágicos” y muy peculiares.
Esta noticia me produce sentimientos encontrados:
Por un lado me da gusto que hayan impedido la venta de estos cactus que están en peligro de extinción.
Por otro lado, esto revela el hecho de que el comercio de especies protegidas es una realidad más frecuente de lo que pensamos.
Un cactus mágico, pero en peligro
Quizás no te importe lo que te voy a decir, pero el Ariocarpus fissuratus, conocido como “peyote brujo” o “pata de venado” es uno mis cactus favoritos.
Esta especie es objeto de deseo para coleccionistas y buscadores de experiencias psicodélicas (o como dirían mis tíos: hippies drogadictos). No tengo nada en contra de los psiconautas, de hecho yo soy uno… pero no uso cactus.
Tampoco me quiero desviar del tema.
El Ariocarpus fissuratus es endémico de México, específicamente de regiones desérticas como Coahuila, Chihuahua y por supuesto, mi natal Durango. Su crecimiento es lento, pero de verdad muy lento, al extremo de que un ejemplar de apenas 10 cm de diámetro puede tener más de 30 años.
Esta característica lo hace extremadamente vulnerable: mientras la demanda global aumenta (impulsada por coleccionistas y su fama como “poderoso psicoactivo”), su capacidad para regenerarse es casi nula.
Además, su hábitat natural es reducido y amenazado por la expansión agrícola y urbana. La combinación de estos factores llevó a que las autoridades mexicanas lo incluyeran en la lista de especies en peligro de extinción, prohibiendo su extracción y comercio bajo leyes como la NOM-059-SEMARNAT.
Más potente que el peyote
A diferencia del peyote tradicional (Lophophora williamsii) cuyo compuesto psicoactivo es conocido como mescalina, el Ariocarpus fissuratus contiene otros alcaloides psicoactivos en concentraciones significativas.
Testimonios aseguran que sus efectos son más poderosos que los producidos por el peyote, lo que lo ha convertido en un objetivo para uso recreativo y ritual.
Sin embargo, en México y muchos otros países, la posesión y cultivo de plantas con sustancias psicodélicas está regulada por leyes antidrogas. Aunque algunos puedan tener buenas intenciones como su uso en investigación científica o proyectos de repoblación, la ley no distingue fines: su cultivo está prohibido incluso para estos propósitos y obtener un permiso de cultivo es muy difícil.
El que diga que su Ariocarpus lo tiene desde semilla, está mintiendo.
Punto. No hay más.
En grupos de Facebook y foros de coleccionistas, es común ver ejemplares de Ariocarpus fissuratus vendidos a la venta. Muchos vendedores afirman que sus plantas son “de semilla”, pero como te mencioné un poco más arriba: un cactus cultivado desde semilla demora décadas en alcanzar unos centímetros. No hay que ser un genio para darse cuenta que la mayoría de estos cactus provienen de saqueo ilegal.
Nadie te venderá por $500 pesos un cactus que le ha tomado 30 años cultivar.
La excepción en la ley
Mientras la ley prohíbe su uso general, existe una excepción… solo una: los pueblos originarios. Los huicholes (Wixárikas), tienen derecho a utilizarlo en ceremonias ancestrales. Este permiso se basa en el respeto a sus usos y costumbres, reconocidos en la Constitución Mexicana. Para ellos, el “peyote brujo” no es una droga, sino un puente sagrado con lo divino.
Esta es una de las razones por las que considero aún más importante que haya una reforma en la constitución que permita el cultivo con fines científicos y de repoblación.
Si el saqueo continua y no se trabaja en su repoblación, esta especie, que no existe en ninguna otra parte del mundo… desaparecerá.
Y los huicholes… pues quedarán sin tradiciones por “respetar” en la ley.
¿Qué futuro le espera al Ariocarpus?
La supervivencia del Ariocarpus fissuratus depende de acciones concretas de seguramente ya sabes:
- Seguir vigilando las áreas protegidas y los puntos de comercio (como lo hizo la PROFEPA hace un par de días).
- Generar conciencia en la población sobre la vulnerabilidad de esta especie (¿Recuerdas la campaña que se lanzó en México para evitar consumir rosca de reyes con biznaga? parece que está funcionando).
- Exigir que se debata acerca de flexibilizar las leyes que permitan su reproducción y estudio.
- El más importante: sin consumo, no hay mercado. Si hay gente vendiendo estos cactus, es porque otras personas lo compran. No fomentes el comercio de especies en peligro.
Conclusión
El Ariocarpus fissuratus no es solo una planta: es un recordatorio de cómo la falta de conciencia puede poner en grave peligro a especies únicas. La prohibición de su saqueo es necesaria en este momento para ayudar a contener el daño que se está haciendo. Pero también estoy seguro de que no será suficiente y que muchos lograrán burlarla.
No cabe duda que es necesario repoblar, pero para que se haga legislación con sentido común, es necesario comenzar a evidencia esta problemática.
Como sociedad, debemos valorar la existencia de cactus tan especiales como el Ariocarpus o el peyote, más allá de sus propiedades psicodélicas, reconociéndolo como un tesoro biológico y cultural que merece sobrevivir.
Bueno, me despido y espero estar generando un poco de conciencia acerca de este tema. Saludos.
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